doi: 10.58763/rc2025415

 

Investigación Científica y Tecnológica

 

Propuesta de implementación de un programa de mentores estudiantiles para prevenir el acoso universitario

 

Proposal for the implementation of a student mentoring program to prevent university bullying

 

Laly Viviana Cedeño Sánchez 1  *, Lourdes Jaramillo Castellón 1  *, Laura Victoria Gavilánez Cedeño 1  *

 

RESUMEN

El acoso en instituciones de educación superior afecta tanto a estudiantes como al personal académico. Sus consecuencias negativas se observan en diversas esferas de la vida, pero son marcadas por su impacto en la salud mental, el bienestar, el desempeño académico y la inclusión social. Este estudio presenta una propuesta de de programa de mentoría estudiantil como estrategia innovadora para prevenir y mitigar el acoso en este entorno, así como presenta los aspectos esenciales de diseño y aplicación piloto. El estudio contó con un diseño de investigación acción que combinó la revisión bibliográfica, las entrevistas a estudiantes, la observación y la encuesta para el diagnóstico inicial. Los hallazgos evidenciaron que los mentores estudiantiles fortalecen un entorno universitario seguro al fomentar relaciones interpersonales positivas, respeto mutuo y apoyo entre pares. Los factores clave identificados fueron la capacitación de los mentores y el respaldo institucional. Se concluye que el programa contribuye a prevenir el acoso, mejorar la calidad de vida universitaria, promueve el bienestar psicológico, así como aporta las bases para el desarrollo de una cultura de paz y convivencia positiva.

 

Palabras clave: calidad de vida, cultura de paz, educación superior, relaciones entre pares, tutoría.

 

Clasificación JEL: I21, I23, Z13

 

ABSTRACT

Bullying in higher education institutions affects both students and academic staff. Its negative consequences are observed in various spheres of life but are marked by its impact on mental health, well-being, academic performance, and social inclusion. This study presents a proposal for a student mentoring program as an innovative strategy to prevent and mitigate bullying in this environment, as well as presents the essential aspects of design and pilot application. The study had an action research design that combined a bibliographic review, student interviews, observation, and a survey for the initial diagnosis. The findings showed that student mentors strengthen a safe university environment by fostering positive interpersonal relationships, mutual respect, and peer support. The key factors identified were the training of mentors and institutional support. It is concluded that the program contributes to preventing bullying, improving the quality of university life, promoting psychological well-being, and providing the foundations for developing a culture of peace and positive coexistence.

 

Keywords: culture of peace, higher education, peer relationship, tutoring, quality of life.

 

JEL Classification: I21, I23, Z13

 

Recibido: 17-02-2024          Revisado: 16-10-2024          Aceptado: 15-12-2024          Publicado: 03-01-2025

 

Editor: Carlos Alberto Gómez Cano

 

Citar como: Cedeño, L., Jaramillo, L. y Gavilánez, L. (2025). Propuesta de implementación de un programa de mentores estudiantiles para prevenir el acoso universitario. Región Científica, 4(1), 2025415. https://doi.org/10.58763/rc2025415

 

 

 

Introducción

 

El acoso, en sus diferentes formas de presentación, constituye un fenómeno de creciente impacto en entornos universitarios, generando preocupaciones sobre lo significativo que puede ser su impacto en los procesos de la vida cotidiana y organizacional, así como los efectos perjudiciales en la salud mental, el rendimiento académico y el bienestar general de los estudiantes. Adicionalmente, los estudios apuntan a que los comportamientos de acoso no son una problemática exclusivamente estudiantil, sino que aparecen entre los miembros del claustro y el personal administrativo (Björklund et al., 2021; Pörhölä et al., 2020; Tight, 2023). Puntualmente, Tight (2023) aclara que, aunque el acoso suele asociarse a comportamientos propios de la infancia y la adolescencia, en la educación superior aparecen diversas formas específicas de estos contextos que, aunque suelen ser más refinadas, constituyen riesgos considerables para la salud mental de los implicados.

 

En cuanto a los índices de prevalencia, el estudio de Su et al. (2022) encontró 18 formas de expresión del acoso devenidas de las dos dimensiones fundamentales en examen: la victimización por acoso y la perpetración del acoso. En cuanto a la evolución temporal del acoso, con una muestra de más de cuatro mil participantes, esta pesquisa encontró una mayor prevalencia en las primeras etapas educativas, pero también apuntó hacia su persistencia (Su et al., 2022).

 

Otras formas particularmente alarmantes y no siempre visibles fueron las relacionadas con el acoso por razones de odio racial y de género, relacionadas con la posición o clase social, entre otras (Eleftheriades et al., 2020; Heffernan & Bosetti, 2023). Otro aspecto clave lo identificaron Eleftheriades et al. (2020), quienes en su revisión lograron discernir que el acoso no constituye un comportamiento dependiente del tipo de estudios o el nivel educativo, en tanto aparece tanto en los estudios de pregrado como en los de posgrado. En cuanto a las consecuencias del acoso, los estudios representan una amplia gama de afecciones relacionadas, donde la depresión, la ansiedad, la ideación y el comportamiento suicida, así como la autolaceración, son los que mayor prevalencia arrojan (Abdelaziz & AbuSnieneh, 2022; Hysing et al., 2021; Xu et al., 2022).

 

En cuanto a las posibles causas, el estudio realizado en la etapa escolar por Wang et al. (2019) encontró múltiples correlaciones con el maltrato infantil y, aunque los autores reconocen la importancia de ahondar en las formas específicas de maltrato, estos hallazgos tienen implicaciones en la manera en que se analiza el fenómeno como un todo, primordialmente en lo relacionado con la ayuda al perpetrador para su potencial rehabilitación. En esta misma línea, Eleftheriades et al. (2020) señalan la necesidad de profundizar en los mecanismos de atención, pues, de acuerdo con su análisis, factores como la búsqueda de ayuda profesional y no profesional, la mayor consciencia con respecto a la salud mental y las pobres metodologías para la detección y abordaje del acoso, contribuyen a generar un panorama que no favorece la implementación de estrategias dirigidas a su solución.  

 

Por otro lado, en tiempos recientes el ciberacoso se ha extendido de forma significativa, no solo por su dispersión en términos geográficos, sino por su aparición en múltiples medios, plataformas y redes sociales (Bashir Shaikh et al., 2020; Fauzi, 2024; Martínez-Monteagudo et al., 2020). Al respecto, Martínez-Monteagudo et al. (2020) señalan que en el contexto universitario esta forma particular de acoso no ha sido estudiada con la misma atención que en etapas previas del desarrollo. De hecho, este estudio encontró que tanto las probabilidades de ser víctima como las de ser acosador estaban correlacionadas con altos niveles de depresión, mientras que la inteligencia emocional y la adaptación son dos importantes factores protectores. Por su parte, Bashir Shaikh et al. (2020) identificaron nueve formas de expresión del ciberacoso entre estudiantes universitarios, marcadas por el uso de lenguaje vulgar, el uso de la comunicación negativa, el empleo de rumores denigrantes, la suplantación o la adopción de identidades falsas, la exclusión social y el acoso mediante herramientas de comunicación online.

 

En cuanto a las estrategias de prevención y manejo, se identificó en la literatura que estas deben incluir la promoción de una cultura de respeto, la implementación de políticas claras y actualizadas, así como el establecimiento de espacios y la provisión de recursos de apoyo para las víctimas (Harrison et al., 2020; Mazzone et al., 2024). Sin embargo, abordar el acoso de manera efectiva requiere un enfoque multidisciplinario y colaborativo que considere las diferencias culturales y contextuales entre las instituciones de educación superior. En este sentido, Harrison et al. (2020) plantean que los estudiantes han de ser partícipes en el desarrollo e implementación de estos soportes, no solo a nivel de política institucional, sino en las múltiples plataformas donde el acoso ha sido identificado como una problemática.

 

La concreción de estas políticas podría implicar intervenciones a nivel comunitario, educativo, organizacional y familiar, de forma que se logre abordar las causas fundamentales del comportamiento de acoso y se sensibilice sobre sus consecuencias (Salimi et al., 2021). Igualmente, la literatura señala como esencial la creación de entornos de apoyo donde los estudiantes puedan denunciar incidentes de acoso de manera segura y privada, sin temor a represalias (Gaffney et al., 2021). Por ello, puede afirmarse que abordar el acoso en entornos universitarios requiere un enfoque multifacético que considere las dinámicas únicas de los entornos académicos, lo que a su vez implica comprender las variaciones culturales en la prevalencia y formas de acoso que pueden informar iniciativas de prevención adaptadas en entornos universitarios diversos (Gómez-Galán et al., 2021; Moss et al., 2022).

 

Una de las respuestas ofrecidas ante el acoso ha sido la puesta en marcha de programas de mentorías que, aunque el enfoque de pares ha sido el más utilizado, también puede adquirir aproximaciones intergeneracionales, especialmente cuando son personal del claustro las víctimas de acoso e incivilidad (Heffernan & Bosetti, 2023; Horton, 2023; Penconek et al., 2024). Además, estos programas suelen enfocarse no solo en el acoso, sino que promueven actitudes no violentas y diversas formas de afrontamiento no violento ante estos comportamientos (Butler et al., 2024).

 

Especialmente relevantes para este estudio, los alumnos mentores son definidos como estudiantes comprometidos y capacitados para brindar apoyo y orientación a pares que estén experimentando situaciones de acoso o afrontando las consecuencias posteriores (Jones et al., 2021). Un mentor en esta situación actúa como un guía y defensor para aquellos estudiantes que puedan estar siendo víctimas de acoso, siendo sus funciones principales escuchar, apoyar y ofrecer recursos sociopsicológicos para hacer frente a estas situaciones (Aguayo et al., 2022; Jones et al., 2021).

 

Con el fin de examinar la efectividad de los programas liderados por pares en el afrontamiento del bullying, Zambuto et al. (2020) exploraron las implicaciones de la nominación y la voluntariedad como factores de selección de mentores. Este estudio es crucial porque mostró diferencias significativas entre uno y otro grupo, ya que observaron que los pares voluntarios tendían a ser victimizados, pero eran más efectivos en el afrontamiento y al asumir comportamientos de defensa en contextos de acoso, brindando un mejor soporte a las víctimas. En cambio, los mentores pares designados tendían a ser populares y agradables, pero no lograban modificar considerablemente los comportamientos de acoso estudiantil. Esta investigación muestra la importancia del proceso de selección y la evaluación continua de las iniciativas asociadas a la mentoría.

 

Es importante destacar que la mentoría en la prevención del acoso no debe confundirse con otras formas de asistencia estudiantil, como las ayudantías académicas. La mentoría en este contexto se centra específicamente en abordar y prevenir el acoso, y en proporcionar apoyo emocional y práctico a aquellos que lo necesiten (Aguayo et al., 2022; Soto-García et al., 2024). Sin embargo, es destacable que los programas de mentoría académica, por sus fines y alcances, también podrían contribuir a potenciar factores protectores como la autoconfianza, el rendimiento académico, la comunicación asertiva y la inclusión social (Chandrasekera et al., 2024).

 

Estos precedentes, aunados a la necesidad de lograr la promoción de futuros programas de mentoría en el contexto de la Universidad Bolivariana del Ecuador, fundamentaron este estudio, encaminado al diseño y evaluación inicial de una propuesta de programa de mentoría para la prevención del acoso. Esta iniciativa se originó debido al incremento de este tipo de comportamiento, aunque su enfoque primordial es proactivo y preventivo, de ahí que la sistematización de la experiencia haya sido un factor decisivo desde el propio planteamiento investigativo. El desarrollo del estudio contó con la aprobación de las autoridades universitarias competentes y con el compromiso de los mentores seleccionados, hechos que validaron la necesidad de una alternativa orientada a la acción conjunta, como se señaló previamente en el análisis de la literatura consultada.

 

METODOLOGÍA

 

Enfoque y diseño

 

En función de la problemática identificada, las propuestas observadas en la literatura y la importancia de que los participantes sean los protagonistas del proceso de aprendizaje, se optó por un diseño de investigación-acción participativa. Los objetivos identificados fueron la evaluación, propuesta e implementación piloto de un programa de mentoría estudiantil como estrategia para prevenir el acoso en el ámbito universitario. Este enfoque ha sido ampliamente utilizado en etapas educativas previas y ofrece la posibilidad de combinar procesos de aprendizaje y acción social donde los estudiantes actúan como agentes de cambio dentro de las instituciones (Abraczinskas et al., 2022; Wójcik & Mondry, 2020).

 

Además, se incluyeron en el diseño las reflexiones de O’Brien & Dadswell (2020), quienes plantean que en este tipo de diseños la intención y la realidad suelen aparecer como un dúo en conflicto y que, aunque las primeras sean positivas, los estudiantes suelen tener intereses de mayor jerarquía y pueden elegir no participar. Este razonamiento indicó la importancia de la sensibilización y el perfeccionamiento del programa antes de su implementación a gran escala.

 

Fases del estudio

 

Tomando como referentes los postulados sobre este tipo de diseño, el estudio se concibió en cinco fases, siendo la primera de estas el diagnóstico inicial para identificar la percepción de los estudiantes sobre la prevalencia del acoso en el contexto (figura 1). Además, esta primera fase apuntó a evaluar las representaciones de los participantes sobre la participación en proyectos de investigación-acción y las estrategias preventivas. En esta fase, la entrevista semiestructurada y el cuestionario fueron los instrumentos principales, con dimensiones e indicadores dirigidos a los niveles percibidos de acoso, el conocimiento sobre medidas de prevención, el rol del mentor par y la intención de participación. En esta fase la muestra fue de 60 estudiantes de la carrera, de los cuales 20 fueron seleccionados para el estudio piloto como mentores pares.

 

Figura 1.

Representación del diseño del programa

Fuente: elaboración propia

 

La segunda fase se enfocó hacia el diseño inicial del programa de mentoría, matizado por el desarrollo de talleres participativos con estudiantes y docentes, la consulta a expertos en orientación educativa y la valoración del equipo de investigación sobre las posibilidades y desafíos de la implementación. En esta fase se establecieron los criterios para el diseño de las actividades, el enunciado de los objetivos y las técnicas para intervención, así como para la selección de los mentores.

 

A partir de la tercera fase se hace referencia a los momentos posteriores, pero cuya relevancia es central en este artículo, pues permite dar cuenta del proceso diseñado y favorece la evaluación parcial del diseño. Por ende, en esta fase se implementa el programa piloto y se evalúa en función del enfoque mixto de la investigación-acción, operacionalizado a través del registro de asistencia, el compromiso de los mentores y las dinámicas grupales observadas por el equipo de investigación. Las técnicas seleccionadas para esta fase fueron la observación participativa y análisis de interacciones, la utilización de la matriz DOFA para evaluar el programa y la valoración de la superposición de actividades académicas con las sesiones de mentoría.

 

Finalmente, la cuarta fase y la quinta fase se encaminarán a la evaluación y rediseño del programa a partir del perfeccionamiento de su edición piloto y la preparación de su implementación a nivel universitario, no solo en la carrera de odontología. Con este fin, serán aplicadas encuestas de satisfacción y se realizarán grupos focales para recabar opiniones, vivencias, sugerencias y críticas de los participantes. Este enfoque debe favorecer el desarrollo auxiliar de protocolos institucionales y un sistema de monitoreo continuo para garantizar la sostenibilidad del programa durante futuras ediciones. En vista de la sistematización, se recomienda documentar las experiencias y aprendizajes adquiridos durante las fases anteriores para facilitar la replicabilidad del programa en otros contextos universitarios.

 

Análisis de datos

 

El análisis de los datos se produjo, como ya se mencionó, con un enfoque mixto combinatorio. Para el análisis cualitativo se utilizó el software ATLAS.ti, herramienta fundamental en los procesos de codificación y categorización de los datos transcritos de las entrevistas, los registros de observación y la relatoría de los grupos focales. Por otro lado, los datos cuantitativos se analizaron mediante estadística descriptiva, permitiendo identificar frecuencias varias en las dinámicas estudiantiles, así como en la encuesta de diagnóstico inicial.

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

 

Los primeros hallazgos relevantes a destacar provienen del análisis de las entrevistas y la encuesta a los 20 estudiantes seleccionados como mentores. De acuerdo con los entrevistados, su percepción de prevalencia se situó entre moderada y alta, a la vez que señalaron que no les parecía que el acoso fuese una problemática con baja presencia. Además, en las verbalizaciones profundizaron en las múltiples manifestaciones de este fenómeno y la necesidad de abordarlas. En cuanto a iniciativas previas, los participantes no declararon haber percibido resultados satisfactorios y destacaron la importancia de diseñar estrategias a nivel de carrera e institución. A continuación, se puede comprobar la matriz del análisis del estado inicial de la cuestión (figura 2).

 

Figura 2.

Representación del problema

Fuente: elaboración propia

 

Por otro lado, los estudiantes manifestaron una confianza de moderada a alta en cuanto a la efectividad de estrategias orientadas a prevenir, mitigar y afrontar el acoso, especialmente cuando estas impliquen la participación estudiantil y actividades dentro del campus. A partir de estas ideas, los estudiantes fueron unánimes en lo concerniente al posible impacto positivo de los programas de mentores estudiantiles, al calificar este rol como significativo dentro del sistema de acciones a desarrollar. Sin embargo, la encuesta mostró una distribución muy pareja en cuanto a qué aspectos son más importantes (figura 3). Ello sugirió la necesidad de clarificar aspectos conceptuales, capacitar a los estudiantes en los conocimientos y herramientas para establecer una adecuada relación de ayuda, así como explorar las posibles alianzas con el claustro y otros agentes educativos institucionales para la definición de metas.

 

Figura 3.

Distribución de respuestas por relevancia

Fuente: elaboración propia

 

Con respecto a la participación como mentor, se observó una disposición favorable hacia el reclutamiento, la capacitación y el proceso de asumir progresivamente el nuevo rol. Además, este resultado fue contrastado en las entrevistas y en la encuesta de diagnóstico inicial, donde los estudiantes estuvieron de acuerdo o totalmente de acuerdo con su selección como estudiantes mentores en la prueba piloto. De hecho, su compromiso se expresó en la propuesta de ideas, el reforzamiento de su disposición en función de la problemática y el reconocimiento de la trascendencia de esta propuesta en el contexto, lo cual facilitó que se establecieran medidas de seguimiento y evaluación para medir el éxito del programa de mentores. Como puede apreciarse en la figura 4, el progreso fue estable y se observó crecimiento en cada uno de los aspectos evaluados según puntaje.

 

Figura 4.

Mapa de calor por categorías

Fuente: elaboración propia

 

Este último hallazgo mostró la valoración afectiva otorgada al rol y la responsabilidad asumida para con la implementación, brindando su consentimiento no solo para participar, sino por su interés de hacerlo bajo los preceptos evaluativos de eficacia y eficiencia. Además, los estudiantes indicaron beneficios percibidos como fomentar una mejor convivencia, ayudar a pares en momentos difíciles, crecer como líderes dentro del campus y fortalecer su perfil profesional. Este resultado es especialmente relevante en un contexto en el que no se reportan experiencias previas exitosas, a lo que los estudiantes respondieron con su aprobación del diseño presentado, su participación en el perfeccionamiento de este y la disposición a formar parte de la sistematización del programa, en futuras ediciones y en una mayor escala. Como puede observarse en la figura 5, la palabra clave más empleada en las entrevistas fue el programa, lo que habla de la centralidad de la propuesta y su valoración por parte de los mentores.

 

Figura 5.

Nube de palabras clave

Fuente: elaboración propia

 

Los resultados obtenidos reflejaron una percepción mayoritariamente favorable hacia la implementación del programa de mentores estudiantiles. Los participantes reconocen su contribución en la promoción de una cultura universitaria basada en el respeto y el apoyo mutuo, lo que coincidió con los hallazgos realizados en la revisión de la literatura, especialmente en los estudios de Aguayo et al. (2022) y Soto-García et al. (2024), incluso cuando estos se realizaron en niveles educativos previos. Este hallazgo apuntó hacia una creciente conciencia entre los estudiantes respecto al impacto positivo que iniciativas de este tipo pueden generar en la convivencia institucional y en la prevención del acoso, hecho que también se observó como factor reforzador del compromiso de los estudiantes mentores (figura 6).

 

Figura 6.

Impacto percibido de los mentores

Fuente: elaboración propia

 

Una observación significativa fue el alto grado de disposición manifestado por la mayoría de los estudiantes para participar activamente en el programa. Tal nivel de compromiso se evaluó no solo como indicador de interés, sino también como expresión de una responsabilidad compartida por parte de los involucrados en afrontar la problemática del acoso. El entusiasmo mostrado en esta etapa inicial se interpretó como una validación de la aceptación y viabilidad del programa como una herramienta estratégica dentro del abordaje integral de la problemática. Aun así, se tomaron en consideración los hallazgos de O’Brien y Dadswell (2020) sobre la diferencia entre interés y resultado concreto del programa; esto facilitó un diagnóstico longitudinal más preciso. Además, se extrajeron elementos clave para la conformación de un portafolio de propuestas para las autoridades institucionales en lo referido a la política antiacoso de la universidad y al soporte necesitado para futuras iniciativas y ediciones del programa. Es importante destacar que este curso fue adaptado de la propuesta de Wójcik y Mondry (2020), quienes brindaron particular atención a la evolución de los estudiantes como agentes de cambio y su impacto en la formación de políticas para la prevención del acoso y su intervención.

 

Durante la prueba piloto realizada entre abril y mayo del 2024, con la participación de 60 estudiantes, se evidenciaron importantes logros. Por un lado, los mentores demostraron una notable motivación para colaborar con sus compañeros, reflejando empatía y liderazgo al asumir el rol de apoyo. Esta actitud favoreció el fortalecimiento de la interacción entre pares, creando espacios de diálogo que no solo facilitaron la prevención del acoso, sino que también fomentaron relaciones más colaborativas y constructivas en la comunidad universitaria, lo que resultó en una validación de las ideas que inicialmente llevaron a la propuesta del programa.

 

En cuanto a los estudiantes mentorados, se observaron mejoras en sus dinámicas interpersonales. Los participantes señalaron una mayor facilidad para comunicarse y establecer vínculos más sólidos, lo que influyó en la creación de entornos más armoniosos. Estos resultados indican que el programa no solo impactó en la prevención del acoso, sino que también favoreció un ambiente propicio para el desarrollo social y emocional de los estudiantes.

 

Sin embargo, el proceso no estuvo exento de dificultades. Se identificaron problemas puntuales, como la inasistencia de algunos estudiantes y la interferencia de las sesiones con otras actividades académicas. Estas situaciones evidencian la necesidad de ajustar la planificación y garantizar una mayor flexibilidad en futuras implementaciones para evitar conflictos de agenda y asegurar la continuidad del programa.

 

En síntesis, los hallazgos de esta etapa piloto son alentadores, ya que muestran una aceptación significativa, mejoras tangibles en las relaciones interpersonales y un avance hacia la construcción de un entorno universitario más pacífico y colaborativo. No obstante, resulta fundamental abordar los desafíos identificados mediante estrategias específicas que optimicen la implementación y sostenibilidad del programa. De esta manera, el Programa de Mentores podrá consolidarse como una herramienta efectiva para prevenir el acoso y fortalecer la cohesión en la comunidad universitaria.

 

CONCLUSIONES

 

Las conclusiones evidencian que la implementación de programas de mentores estudiantiles puede ser una estrategia efectiva para prevenir y mitigar el acoso en el ámbito universitario. El respaldo mostrado por los estudiantes y su disposición activa a participar en estas iniciativas reflejan una sensibilidad creciente hacia la importancia de generar entornos seguros y colaborativos.

 

La prueba piloto demostró mejoras concretas en las dinámicas interpersonales y en la creación de espacios de respeto y paz, lo que sugiere un impacto positivo en la convivencia estudiantil. Asimismo, los resultados destacan el papel fundamental de los mentores como agentes de cambio al promover el diálogo y el apoyo mutuo entre sus compañeros. Sin embargo, los desafíos identificados ponen de manifiesto la necesidad de perfeccionar la organización y la logística del programa. Estas áreas de mejora son críticas para asegurar la continuidad y sostenibilidad del programa en el mediano y largo plazo.

 

En definitiva, el Programa de Mentores constituye una herramienta con un alto potencial para transformar la cultura universitaria, fomentando relaciones más saludables y un ambiente que desaliente el acoso. No obstante, resulta esencial realizar evaluaciones periódicas y ajustes necesarios para fortalecer su impacto y garantizar su éxito como parte de una política integral de prevención.

 

REFERENCIAS

 

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FINANCIACIÓN

Universidad Bolivariana del Ecuador.

 

DECLARACIÓN DE CONFLICTO DE INTERÉS

Ninguno.

 

CONTRIBUCIÓN DE AUTORÍA

Conceptualización: Laly Viviana Cedeño Sánchez, Lourdes Jaramillo Castellón y Laura Victoria Gavilanez Cedeño.

Curación de datos: Laly Viviana Cedeño Sánchez, Lourdes Jaramillo Castellón y Laura Victoria Gavilanez Cedeño.

Análisis formal: Laly Viviana Cedeño Sánchez, Lourdes Jaramillo Castellón y Laura Victoria Gavilanez Cedeño.

Investigación: Laly Viviana Cedeño Sánchez, Lourdes Jaramillo Castellón y Laura Victoria Gavilanez Cedeño.

Metodología: Laly Viviana Cedeño Sánchez, Lourdes Jaramillo Castellón y Laura Victoria Gavilanez Cedeño.

Administración del proyecto: Laly Viviana Cedeño Sánchez, Lourdes Jaramillo Castellón y Laura Victoria Gavilanez Cedeño.

Redacción – borrador original: Laly Viviana Cedeño Sánchez, Lourdes Jaramillo Castellón y Laura Victoria Gavilanez Cedeño.

Redacción – revisión y edición: Laly Viviana Cedeño Sánchez, Lourdes Jaramillo Castellón y Laura Victoria Gavilanez Cedeño.