doi: 10.58763/rc2024339

Investigación Científica y Tecnológica

 

Educación militar. Una mirada desde la seguridad y defensa

 

Military education. A look from security and defense

 

Rafael Andrés Gómez Jaramillo1  *, Zully Ximena Rojas Ortiz1  *

 

RESUMEN

La educación, en el ámbito militar, tiene diferentes miradas para su análisis. Entre los posibles enfoques, se encuentran los aspectos de seguridad y defensa, que son la columna vertebral de las fuerzas militares. A partir de un análisis a la seguridad y defensa en el campo de la educación militar, y aplicado al contexto nacional colombiano, el presente estudio tuvo como objetivo reflexionar sobre la formación del militar, tomando como escenario de referencia la enseñanza militar en la formación aeroespacial; de forma específica: la Escuela Militar de Aviación (EMAVI) y la Escuela de Posgrados de la Fuerza Aeroespacial Colombiana (EPFAC). De ese modo, unido al análisis de fuentes bibliográficas sobre la temática, el artículo presenta consideraciones generales sobre el tema de la seguridad y la defensa, seguidas de una mirada al conflicto interno nacional y la experiencia en la formación del aviador en la actualidad. 

 

Palabras clave: conflicto armado, educación militar, formación del aviador militar, seguridad y defensa nacional.

 

Clasificación JEL: I20, I21, I29

 

ABSTRACT

The education, in the military environment, has different looks for its analysis. Among the possible focuses, they are the aspects of security and defense, being these the spine of the military forces. Starting from an analysis regarding the security and defense in the field of the military education, and applied to the Colombian national context, the present study had as objective to meditate on the formation of the military one, taking as reference scenario the military teaching in the aerospace formation, in a specific way: the Military School of Aviation (EMAVI) and the School of Posgraduate of the Colombian Aerospace Force (EPFAC). In that way, together to the analysis of bibliographical sources on the thematic one, the article presents general considerations on the topic of the security and the defense, followed by a look to the national internal conflict and the experience in the aviator’s formation at the present time.

 

Keywords: armed conflict, military education, the military aviator’s formation, security and national defense.

 

JEL Classification: I20, I21, I29

 

Recibido: 02-03-2024          Revisado: 25-05-2024          Aceptado: 15-06-2024          Publicado: 01-07-2024

 

Editor: Carlos Alberto Gómez Cano

 

1Escuela de Posgrados de la Fuerza Aeroespacial Colombiana. Bogotá, Colombia.

 

Citar como: Gómez, R. y Rojas, Z. (2024). Educación militar. Una mirada desde la seguridad y defensa. Región Científica, 3(2), 2024339. https://doi.org/10.58763/rc2024339

 

 

 

Introducción

 

La seguridad y defensa de un país son pilares fundamentales para su estabilidad y desarrollo. En este orden, la educación militar tiene gran relevancia, no solo en la formación de soldados y oficiales, sino en el fortalecimiento de las capacidades estratégicas y tácticas de una nación. Este artículo permite reflexionar sobre la importancia de la educación militar en la seguridad y defensa de un país, destacando su impacto en la formación de oficiales y la contribución a la paz y seguridad nacional.

 

La guerra y sus consecuencias son un fenómeno derivado de la actividad política, su naturaleza no cambia, pero sí la manera cómo se luchan los combates. En una mirada retrospectiva, es posible afirmar que la guerra persiste como una realidad de la sociedad humana, aunque las batallas tiendan a modificarse a largo tiempo, impulsadas por cambios estratégicos y tácticos relacionados con la transformación del conocimiento.

 

Es importante no olvidar el problema de las demandas de orden político presentes en este escenario (Niño y Palma, 2023; Vélez-Torres y Méndez, 2022). La guerra, como la continuación de la política, integra las dinámicas de las relaciones internacionales, en las que preocupaciones como de la seguridad y la defensa no pueden alejar la posibilidad del uso del poder militar (Amoroso et al., 2023).

 

Colombia ha atravesado décadas de conflicto armado que han dejado profundas cicatrices en su sociedad (Bernal et al., 2024; Camargo et al., 2020), así como el proceso de paz y la transición hacia el postconflicto presentan una oportunidad única para reconstruir y fortalecer el país (Barrera et al., 2022; Cárdenas, 2023; Naranjo-Valencia et al., 2022). En este contexto, la educación militar desempeña un papel crucial en la consolidación de la paz, la promoción de la seguridad y la contribución al desarrollo nacional (Fernandez-Osorio et al., 2023; Pineda y Celis, 2022).

 

Con el interés de reflexionar sobre estos aspectos, el presente estudio se dividió en tres partes; la primera trata las consideraciones introductorias acerca del tema de en seguridad y defensa; la segunda aborda la historia y formación del oficial de la Fuerza Aeroespacial Colombiana, y la tercera, con mayor precisión, de los logros de los oficiales, con el interés de mostrar la calidad en su formación. 

 

METODOLOGÍA

 

Enfoque, análisis de las fuentes y contexto

 

Desde la perspectiva metodológica, este artículo de reflexión se sustenta en una investigación que siguió el enfoque cualitativo con el propósito de adentrarse en la comprensión de la educación militar por medio de la revisión documental, el análisis autorreferencial y etnográfico de experiencias y casos exitosos. Igualmente, se recolectaron datos de fuentes de información, tanto primarias como secundarias, relacionadas con la importancia de la educación militar, lo que favoreció la triangulación y la representación de los hallazgos y valoraciones realizadas (Natow, 2020).

 

Desde la perspectiva autorreferencial, esta reflexión se basa en tres procesos fundamentales: el análisis del diario de campo, la reflexión crítica y la valoración de las experiencias propias. En aras de alcanzar estos resultados, se mantuvieron sendos diarios de campos, que ofrecieron detalles sobre las experiencias personales de los autores; se intercambió y reflexionó sobre las experiencias y cómo se estuvieron condicionadas por la perspectiva de género y el desarrollo vital; también se contrastaron las narrativas personales en miras a integrar tus experiencias personales de los autores, el análisis académico ofrecido por la literatura y los casos de éxitos examinados.

 

De esta manera, la triangulación se pensó para transformar estos datos personales, reflexiones y narrativas como un conjunto de datos valiosos que facilitaron la comparación constante, así como la identificación de convergencias, divergencias y patrones comunes (Lemon y Hayes, 2020). Esta postura trianguladora contribuyó a fortalecer la credibilidad de los hallazgos y el valor científico-académico de las valoraciones ofrecidas en este texto de reflexión, sin renunciar al enfoque etnográfico y crítico (Mohr et al., 2021; Sørensen y Weisdorf, 2021).

 

Se presenta de manera general, cómo autores internacionales abordan la importancia de la seguridad y defensa nacional, además de la visión sobre el conflicto en Colombia. Unido a ello, se valora la profesionalización de la educación militar en en país desde la formación de los aviadores militares en la Escuela Militar de Aviación (EMAVI) y la Escuela de Posgrados de la Fuerza Aeroespacial Colombiana (EPFAC); además de la trascendencia de los oficiales colombianos.

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

 

Seguridad y defensa: intereses nacionales

 

La seguridad de una nación tiene sus orígenes miles de años atrás, cuando los primero hombres y mujeres que poblaron el planeta se tuvieron que enfrentar a escenarios hostiles de carácter natural con el fin de salvaguardar sus vidas y la de sus familias, recursos y medios de supervivencia. Luego, con al aumento de la población comenzaron las luchas por los territorios, recursos naturales y mejores condiciones de vida. En ese momento de la historia, se podría hacer alusión a la guerra. Esta ha ido cambiando en su forma, medios, estrategias y demás factores que la constituyen; se le considerada válida en la medida en que permite recuperar la estabilidad de los Estados.

 

Con el paso del tiempo, así se ha ido transformando la seguridad y defensa, hasta el punto de ser lo que hoy en día es, con sus factores desencadenantes, rasgos y consecuencias. En el caso específico de Colombia, la Constitución Política (artículo 217) deja claro el sentido de las fuerzas militares, su estructura (Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea) y objetivo, basado en la independencia, defensa y soberanía del territorio nacional.

 

En este sentido y para el cumplimiento de esta misión, la Fuerza Aeroespacial Colombiana, tiene como finalidad vencer y dominar en el aire, el espacio y el ciberespacio y así contribuir a los fines del Estado. No obstante, esta no ha sido una labor sencilla, Colombia ha tenido una realidad particular atendiendo a las necesidades propias del país. El conflicto interno que ha durado décadas, tiene como causa la violencia de aquellas pugnas surgidas a raíz de la lucha bipartidista por el poder, cuyo surgimiento se remonta a principios del siglo XX y que se potenció a finales de la década de los años 40, un momento histórico en el que los liberales y los conservadores con el ánimo de lograr obtener el poder político optaron por implementar prácticas que incluyeron la eliminación de sus adversarios en cuanto a sus ideas e intereses de tipo económico.

 

A partir del año 1960, el conflicto se formalizó cuando las luchas políticas, sociales y campesinas dieron origen a grupos armados ilegales, entre los que se destacan las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), constituidos en 1964. En el principio, en sus manifiestos se daba a entender que propendían por la reivindicación de los derechos de la población campesina y de las clases menos favorecidas, a través del uso de las armas como mecanismo de presión. Tres años después, surgió el Ejército Popular de Liberación (EPL) y para principios de la siguiente década, a raíz de la desconfianza en el proceso electoral de 1970, apareció el Movimiento 19 de abril, conocido como M-19 (Arias, 2020; Acero y Machuca, 2021).

 

Con estos nuevos grupos guerrilleros, sobrevino un período de violencia que convirtió al país en uno de los más conflictivos del mundo. Así, la violencia se convertiría en un problema que socavaría la sociedad colombiana en sus dimensiones social, económica, política y ambiental; que, entre otras consecuencias, trajo consigo la inseguridad en los territorios, debido a que los numerosos grupos armados con sus respectivos frentes comenzaron a sobrepasar las capacidades de las fuerzas militares legítimas del Estado para mantener el orden público, sobre todo en las zonas alejadas de los centros poblados (Prem et al., 2020; Georgi, 2022; Holmes et al., 2023).

 

Todo este panorama bélico hizo que las fuerzas militares de Colombia se centraran en estos escenarios; un escenario que comienza a cambiar tras la firma del Acuerdo de Paz, reconociendo como principales desafíos para las fuerzas militares los que están asociados a la seguridad en los territorios abandonados por las FARC; teniendo en cuenta que es posible que otros grupos ilegales los ocupen y, entre tanto, no se logre consolidar el orden público y se mantengan o intensifiquen las prácticas delictivas (Culma y Tatiana, 2021).

 

Todo esto no sería posible si dejara de contarse con personal altamente calificado que no reduce su formación a dominar el uso de las armas, sino a otras esferas de alto contenido axiológico, dentro de la formación militar. Esto se dispone en documentos básicos de las fuerzas de la aviación, como la Disposición COGFM 001 de enero de 2021 y la Resolución Ministerial 0192 de febrero de ese mismo año. Se requiere de recursos humanos altamente calificados, comprometidos con la institución y, más aún, con el desarrollo de operaciones aéreas que demanda la nación (Fernández-Osorio et al., 2023).

 

La educación militar beneficia a las fuerzas armadas y a la seguridad nacional e internacional (Figueroa, 2023). Oficiales bien formados pueden contribuir a la estabilidad interna a través de operaciones de mantenimiento del orden público y la gestión de emergencias. Además, la educación militar fomenta la cooperación internacional a través de programas de intercambio y entrenamiento conjunto con otros países, promoviendo la paz y la seguridad global.

 

Los valores fundamentales que se inculcan son el honor, el deber, la lealtad y la disciplina. Estos son esenciales para el éxito en el campo de batalla y para la cohesión y moral del ejército. La disciplina y el rigor de la formación militar aseguran que los soldados y oficiales estén preparados para enfrentar cualquier desafío con integridad y profesionalismo.

 

Educación y formación en la fuerza aeroespacial. Una aproximación histórica a la profesionalización de los aviadores militares en Colombia

 

En la actualidad, se reconoce a la educación como uno de los pilares fundamentales de la formación profesional. Esto no siempre fue así, las primeras referencias sobre la antigua Grecia, muestran que lo fundamental era la destreza y el valor personal, más que la preparación de un ejército.

 

En Colombia, a comienzos del siglo XX se creó una Academia para la formación de oficiales, dando origen con ello a la preparación militar formal. Los ejércitos que combatían durante la independencia y las guerras civiles en el siglo XIX no lo hacían sobre la base de una preparación en academias o escuelas militares. La difícil situación económica de los primeros años de la República haría imposible desarrollar este tipo de formación. Pese a ello, destacaron en este periodo los generales Pedro Alcántara Herrán (1841-1845) y Tomás Cipriano de Mosquera (1845-1849), quienes abogaron por profesionalizar a las tropas colombianas.

 

Las primeras materias a enseñar debían ser las de estrategia y táctica, construcción e ingeniería civil, pues Colombia era un país en formación y se identificaba al oficial como una persona idónea para asumir este reto. Sin embargo, por razones políticas, los intentos de abrir un Colegio Militar no fueron muy duraderos. E intentos subsecuentes fracasarían por las guerras civiles y la debilidad política de un Estado fragmentado e incapaz de consolidar un gobierno central.

 

No fue sino hasta entrado el siglo XX cuando nuevamente se materializó esta idea en el gobierno de Rafael Reyes (1904), tras la premisa de profesionalizar la enseñanza militar para lograr una mayor estabilidad política interna. Al siguiente año, Rafael Uribe fue designado como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario ante los gobiernos de Chile, Argentina y Brasil. Luego de estudiar el ejército chileno, realizaría la recomendación de contratar una misión de este país que contribuyera a profesionalizar la milicia en Colombia.

 

Empero, la voluntad del gobierno no estuvo exenta de resistencia, especialmente por parte de aquellos a los que la reforma afectaba: oficiales miembros de las élites regionales que veían en la reforma un riesgo a su estabilidad. Esta tensión sería la causa de los avances y retrocesos en los primeros años. Este era el escenario que se tenía en 1919, cuando se creó la aviación como quinta arma del Ejército. Como era de esperarse, el gran porcentaje de alumnos estuvo constituido por oficiales de las diferentes armas, especialmente de caballería. Durante las primeras décadas la Escuela estuvo influenciada por la doctrina y programas de la Escuela Militar de Cadetes.

 

Los primeros directores desconocían completamente la aviación y eran destinados solamente “en comisión” a la Escuela de Aviación. El decreto 2247 del 23 de diciembre de 1920, que contenía normas sobre la organización y funcionamiento de la Escuela en lo referente a la preparación académica, establecía como requisitos para obtener el título de piloto militar conocer sobre las funciones y mecánica de los aviones, además de dominar las lecturas de cartas y navegación aérea.

 

Para la instrucción y mantenimiento de la naciente aviación, el gobierno contrató una misión francesa bajo el mando del Coronel René Guichard. Luego de una inspección realizada en 1922 por parte del Ministro de Guerra, se pudo determinar que la instrucción fue exclusivamente práctica, puesto que el aspecto teórico, que debería haber realizado el Coronel Guichard, no se realizó debido a las dificultades idiomáticas.

 

Así transcurrirían las primeras décadas, marcadas por períodos en donde la Escuela cerraba sus operaciones y se contrataban misiones europeas (francesas y suizas). En las décadas de 1940 y 1950 se especializó la instrucción e introdujeron materias como aerodinámica, navegación, meteorología y el uso de equipos como radios. A medida que las aeronaves se tornaban más complejas, la educación se volvió más rigurosa y especializada. Sumado a esto, la Misión Americana, que para esa época vino a Colombia, transmitió toda la experiencia que había adquirido ese país.

 

Así, a partir de 1960 la Fuerza Aérea consideró que sus oficiales debían estar mejor preparados para desempeñarse dentro de una sociedad y un entorno cada vez más complejo; el Ministerio de Educación Nacional aprobó los programas universitarios propuestos; los cadetes cursaban los dos primeros años de ingeniería o de economía en la Escuela y, más adelante en su carrera, los alumnos eran transferidos a universidades donde podían terminar sus estudios.

 

Experiencias en dos destacadas instituciones: la Escuela Militar de Aviación (EMAVI) y la Escuela de Posgrados de la Fuerza Aeroespacial Colombiana (EPFAC)

 

La Escuela Militar de Aviación “Marco Fidel Suarez” es una institución de educación superior acredita en Alta Calidad, que forma oficiales para desarrollar operaciones en el campo de la aeronáutica con la finalidad de la defensa y seguridad nacional. Para ello, cuenta con cuatro programas de formación profesional: Administración Aeronáutica, Ciencias Militares Aeronáuticas, Ingeniería Informática e Ingeniería Mecánica, basados en el modelo “Estrella”, que se fundamenta en cinco componentes: militar, deportivo, líder aeronáutico, profesional y servicio, como se muestra en la figura 1.

 

Figura 1.

Modelo Estrella EMAVI

Fuente: EMAVI

 

En su formación, el futuro militar, una vez egresado de la EMAVI pasa por un proceso de cuatro etapas, las tres primeras como cadete y luego como alférez, en la que se le imparten contenidos propios de su área de formación, además de proporcionarle elementos característicos, para cimentar su rol de militar. La figura 2 destaca las características propias que se desean adquieran en cada año.

 

Figura 2.

Formación del militar en la EMAVI

Fuente: elaboración propia

 

De igual forma, la Escuela de Posgrados de la Fuerza Aeroespacial Colombiana contribuye a la formación militar. Por un lado, están los cursos de ascenso, el primero Curso de Liderazgo Táctico del cuerpo Administrativo, con una duración de ocho semanas, para los oficiales que ascienden de teniente a Capitán. También, el Curso de Liderazgo Táctico, con una duración de 18 semanas, para los oficiales que ascienden de Capitán a Mayor. Por otra parte, la Escuela cuenta con cuatro programas de Maestrías de profundización, reconocidas por el Ministerio de Educación, que son: Maestría en Ciencias Militares Aeronáuticas (MACMA), con SNIES 102792, Maestría en Seguridad Operacional (MAESO), con SNIES 102978, Maestría en Logística Aeronáutica (MAELA), con SNIES 102645 y Maestría en Seguridad Integral (MADGSI), con SNIES 105360. Cada uno de estos programas de posgrado atiende a necesidades propias de la FAC; es de precisar que el primer programa es ofertado exclusivamente a militares del cuerpo de vuelo, mientras que los otros tres sí tienen cobertura para el personal civil. A la fecha se tiene un total de 276 egresados, distribuidos por programas, como se muestra en la tabla 1:

 

Tabla 1.

Egresado del EPFAC

Programa de maestría

Total de egresados

Macma

132

Maela

49

Maeso

52

Magdsi

43

Total

276 (hasta 2024)

Fuente: elaboración propia, a partir de las estadísticas de SEGRE

 

De las armas a las aulas

 

Emplear los conocimientos y las habilidades adquiridas en situaciones determinadas, cobra mayor importancia con las grandes trasformaciones del mundo actual, que crean un punto de convergencia y equilibrio entre las habilidades brindadas por la educación por competencias y la inestabilidad generada por estos cambios en el mundo actual (Crecente et al., 2021). La educación militar es esencial para la formación de líderes capacitados y competentes que pueden tomar decisiones críticas en situaciones de alta presión. Los programas de formación militar, como las academias y escuelas de guerra, proporcionan a los oficiales las habilidades necesarias en estrategia, táctica, liderazgo y gestión de recursos. Estos líderes no solo son responsables de dirigir a las tropas en combate, sino también de planificar y ejecutar operaciones complejas que requieren una honda comprensión de la geopolítica y la dinámica del campo de batalla.

 

Uno de los mayores desafíos del postconflicto es la reintegración de excombatientes a la vida civil (Boulanger Martel, 2022; Pérez et al., 2023). La educación militar puede ofrecer programas de capacitación y formación técnica que faciliten este proceso; al proporcionar habilidades transferibles y oportunidades de empleo, la educación militar ayuda a prevenir la reincidencia en la violencia y contribuye a la construcción de una paz duradera. Además, programas específicos de desmovilización y reintegración que incluyan componentes educativos pueden ayudar a excombatientes a desarrollar un sentido de propósito y pertenencia en la sociedad civil (Elston, 2020; Gutiérrez y Murphy, 2023).

 

En el contexto del postconflicto, es esencial que las fuerzas armadas colombianas se transformen y profesionalicen para cumplir con sus nuevos roles y responsabilidades. La educación militar avanzada, que incluye formación en derechos humanos, derecho internacional humanitario y gestión de conflictos, es vital para asegurar que los militares actúen con integridad y respeto hacia la población civil. La profesionalización de las fuerzas armadas no solo mejora su eficacia operativa, sino que fortalece la confianza de la ciudadanía en las instituciones de seguridad del Estado.

 

En un mundo donde la tecnología avanza rápidamente, la educación militar es fundamental para asegurar que las fuerzas armadas estén a la vanguardia con las últimas innovaciones. Las instituciones militares de educación superior juegan un papel vital en la investigación y desarrollo de nuevas tácticas y tecnologías, asegurando que el país esté preparado para enfrentar amenazas modernas (Carrillo, 2020).

 

Para ello, cuenta con personal altamente calificado y cualificado (Li et al., 2020; Jiménez, 2020; Jenne, 2020). Actualmente, la Fuerza Aeroespacial Colombiana esta comandada por el señor General Luis Carlos Córdoba Avendaño, quien, además de contar con la experiencia, cuenta con una formación académica que el común de la gente suele desconocer, pues normalmente el oficial es visto de una manera simple, académicamente hablando.

 

No obstante, al revisar los perfiles académicos de personalidades importantes del país, se encuentra que el Comandante de la Fuerza Aeroespacial Colombiana (COFAC) tiene un perfil académico avanzado.

 

Figura 3.

Estatus del General Luis Carlos Córdoba Avedaño a nivel de otras personalidades colombianas

Fuente: elaboración propia

 

Logros de oficiales que trascienden de la institución a la nación

 

La formación académica de los oficiales de la Fuerza Aeroespacial Colombiana es una labor inacabable, pues además de optar por la formación posgradual en maestrías y doctorados, constantemente hacen cursos de actualización dentro y fuera del país, que versan sobre su área de desempeño, lo que les permite ir afianzando y proporcionando rigurosidad a su profesión como militar.  Esto se ve evidenciado en los logros personales que trascienden a la esfera institucional y, por supuesto, a la nacional; con eso en mientes, a continuación se muestran datos de dos oficiales de la FAC, uno de mayor grado y otra de menor, que han obtenido importantes reconocimientos.

 

Figura 4.

Oficiales de la institución destacados por sus logros

Fuente: elaboración propia

 

El Brigadier General Pedro Arnulfo Sánchez Suárez, por su trayectoria, trabajo y liderazgo ha sido condecorado con tres Medallas al Valor y una de Orden Público, así como otras condecoraciones militares y civiles. El Brigadier ha desarrollado un profundo apego por la Nación a la que ha hecho enormes contribuciones, trabajando en proyectos importantes, como el desarrollo del Manual de Operación de Visión Nocturna, el desarrollo del Centro de Comando y Control, Comunicaciones, Inteligencia e Informática de CACOM-5, la Estructuración y Desarrollo de la Doctrina Básica Operacional y Táctica de la FAC, la estructuración y desarrollo del helicóptero de ataque ARPIA IV. Además de ello, ha escrito diferentes artículos de doctrina y liderazgo para revistas nacionales e internacionales. Fue el comandante de la Operación Esperanza, quien permitió encontrar y rescatar a los 4 niños indígenas perdidos en la selva colombiana, después de 40 días de haberse accidentado en el avión HK2803, el 1 de mayo de 2023.

 

Por su parte, la teniente Yeimy Nataly Buitrago Leiva, es la primera mujer colombiana en recibir la beca Amelia Earhart, que es otorgada por la fundación Zonta International. Esta beca se otorga solo a 35 mujeres a nivel internacional de todas las universidades, que son seleccionadas de acuerdo con su perfil académico, investigativo y al desarrollo e impacto de su propuesta de investigación. Conformó una de las mesas de expertos del evento Space4Women, desarrollado por las Naciones Unidas (en la ciudad de Daejeon, Corea del Sur) y que convoca a diferentes expertos a nivel internacional en el tema aeroespacial.

 

La educación militar debe incorporar programas que promuevan una cultura de paz y reconciliación. La enseñanza de la resolución pacífica de conflictos, la importancia del diálogo y la cooperación, y el respeto por la diversidad son componentes esenciales para evitar la reactivación de la violencia. Al inculcar estos valores en los militares, se contribuye a la construcción de una sociedad más pacífica.

 

CONCLUSIONES

 

La educación militar es un componente esencial para la seguridad y defensa de un país. A través de la formación de líderes competentes, la modernización tecnológica, y la promoción de valores y disciplina, la educación militar fortalece las capacidades estratégicas y tácticas de una nación. Asimismo, su impacto se extiende más allá del ámbito militar, contribuyendo a la seguridad nacional e internacional y fomentando la paz y la cooperación global. Por lo tanto, invertir en una educación militar robusta es esencial para cualquier país que aspire a mantener su seguridad y defender su soberanía.

 

Para hablar de educación en el ámbito militar es importante conocer el rol que ellos ejercen dentro de la sociedad, que se encuentra enmarcado dentro de una misión constitucional. Las Fuerzas Militares han sido creadas para la seguridad y defensa del Estado y, en ese orden, ¡Ar!, entender el porqué de su formación tan rigurosa es de vital importancia con el propósito que no sea desdibuja o quede limitada al uso de las armas. Los oficiales de la FAC son profesionales que se forman de manera íntegra, con posibilidades de acceder a estudios de posgrados según los intereses institucionales o individuales; su preparación trasciende el nivel cognoscitivo y contribuye a afianzar valores y principios propios de los militares.

 

AGRADECIMIENTOS

 

Los autores reconocen el apoyo recibido por la señora MY Ivette Zarur Valderrama, jefe del Programa Maestría en Ciencias Militares Aeronáuticas y a la Fuerza Aeroespacial Colombiana, por la información compartida para el desarrollo de esta investigación.

 

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FINANCIACIÓN

Ninguna

 

DECLARACIÓN DE CONFLICTO DE INTERÉS

Los autores declaran que no existe conflicto de intereses.

 

CONTRIBUCIÓN DE AUTORÍA

Conceptualización: Rafael Andrés Gómez Jaramillo y Zully Ximena Rojas Ortiz.

Curación de datos: Rafael Andrés Gómez Jaramillo y Zully Ximena Rojas Ortiz.

Análisis formal: Rafael Andrés Gómez Jaramillo y Zully Ximena Rojas Ortiz.

Adquisición de fondos: Rafael Andrés Gómez Jaramillo y Zully Ximena Rojas Ortiz.

Investigación: Rafael Andrés Gómez Jaramillo y Zully Ximena Rojas Ortiz.

Metodología: Rafael Andrés Gómez Jaramillo y Zully Ximena Rojas Ortiz.

Administración del proyecto: Rafael Andrés Gómez Jaramillo y Zully Ximena Rojas Ortiz.

Supervisión: Rafael Andrés Gómez Jaramillo y Zully Ximena Rojas Ortiz.

Redacción – borrador original: Rafael Andrés Gómez Jaramillo y Zully Ximena Rojas Ortiz.

Redacción – revisión y edición: Rafael Andrés Gómez Jaramillo y Zully Ximena Rojas Ortiz.